ES UNA DE LAS FIGURAS DE LA NCAA Y EL FUTURO DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA
Leticia Romero, con la camiseta de Florida State (Fotos: Cordon Press / FEB)
FEB Israel Íñiguez | @israel_iniguez 11/04/2015 06:00
Cuando uno debuta a los 15 años en la máxima categoría de cualquier disciplina deportiva es porque se trata de un elegido. Por buscar el símil con el baloncesto, ahí tenemos a Ricky Rubio. Leticia Romero es un caso muy similar. Misma posición sobre la pista (base), similares condiciones técnicas y una trayectoria casi calcada. Tras coleccionar todo tipo de galardones en el baloncesto español decidió llevar a cabo su particular ‘sueño americano’. Allí vive un fabuloso idilio con la pelota naranja y con un deporte que allí es algo más. Revista Elite Sport ha podido charlar con ella y conocer mejor a una de las que será líder de la selección española en el Mundial 2018 que organiza nuestro país.
¿Es cierto que pudiste ser jugadora del Club de Fútbol Unión Agüimes?
Así es. Me gustaba mucho el futbol y me sigue gustando, pero por aquel entonces no había equipo femenino en Agüimes y, aunque empecé jugando con los chicos, lo dejé y me apunté a la escuela de baloncesto que había en el pueblo, que era mixto.
¿Hemos ganado los españoles una magnífica jugadora de baloncesto o hemos perdido una gran futbolista?
(Risas) Eso ya no lo sé. La verdad es que me quedo con el baloncesto. Me ha dado mucho en todos estos años.
¿Quién te metió el gusanillo del baloncesto para olvidar el fútbol?
Recuerdo que me gustaban todos los deportes y, al principio, el baloncesto no era algo muy familiar para mí. Mi hermano y mi padre eran jugadores de futbol y en casa era lo que más se seguía. Pero cuando empecé a entrenar y a jugar partidos, me enganche. Y, además, mi entrenador de entonces, Josemi, me enseñó mucho y es una de las personas que más me ha ayudado para llegar donde estoy ahora.
Ya metida en el basket, no hay duda que se te dio bien desde el principio. Debutaste con sólo 15 años en Liga Femenina con el Gran Canaria La Caja de Canarias. ¿Qué ha significado este equipo en tu vida profesional?
Ese año note mucha diferencia entre el baloncesto profesional y el de la categorías inferiores, porque tuve la oportunidad de jugar en Liga Femenina y luego ir a los Campeonatos de España Cadete y Júnior. La experiencia que me dio el jugar con profesionales es algo que hoy por hoy valoro mucho. No sólo me di cuenta de lo que cuesta y lo mucho que hay que trabajar para mantenerse en un alto nivel sino que me ayudó a madurar y a ser más independiente fuera de la cancha.
RUMBO A USA
¿Decides marcharte de España porque ya lo habías ganado todo aquí?
(Risas) No, ésa no es la razón por la que me fui. Estados Unidos me proporcionaba el balance perfecto que yo buscaba en cuanto a estudios y baloncesto. La liga española no estaba en su mejor momento y yo tenía claro que quería seguir estudiando. Además, el inglés es un plus. No hay mejor sitio para aprender inglés que en un país donde no te queda otra que aprender para comunicarte.
Dado tu historial en España, medio centenar de universidades se interesaron por ti: ¿orgullo o presión?
Presión no, en absoluto. Y más que orgullo, a mí me sorprendió recibir tantas ofertas y que se me conociese por aquí. En todo caso, me siento bastante afortunada de haber crecido en un club donde aprendí tanto y me dieron todas las oportunidades del mundo para progresar. En ese sentido debo dar las gracias al Gran Canaria 2014.
Cada vez hay más españolas en la NCAA. ¿Se reconoce fuera lo que aquí nos cuesta?
No creo que sea una cuestión de reconocer o premiar. En mi opinión, la diferencia está en las oportunidades que Estados Unidos ofrece para combinar estudios y baloncesto.
Llegas a Kansas State y allí vives la cara dulce y amarga del deporte. ¿Con qué sensación te quedas, tu gran primera temporada universitaria o la polémica por su negativa a dejarte salir del equipo?
Me quedo con lo positivo. Mi etapa en Kansas fue enriquecedora y a nivel personal la valoro mucho. Conocí a mucha gente, muchas personas que me ayudaron a adaptarme y amistades que se que tendré para siempre. De los últimos meses, que no fueron tan buenos, me quedo con las lecciones que aprendí y la experiencia que me dio para el futuro.
¿Qué ha significado Deb Patterson, tu primera entrenadora en NCAA y un símbolo en Kansas State?
Deb Patterson es ante todo una gran persona. Me alegro de haberla conocido y de haber tenido la oportunidad de que me entrenase. Se preocupa por todo, y a mí personalmente me ayudo muchísimo durante mi etapa allí.
Su destitución y la llegada de Jeff Mittie te cambiaron la vida, ¿no es así?
No fue simplemente el reemplazamiento de uno por otro. Fue el cambio de filosofía, el cómo se llevaron las cosas en el momento y como me sentía yo en ese ambiente.
Ahora, en Florida State. Y nada más llegar consigues el segundo triple-doble de la historia de la universidad. A eso se le llama llegar y besar el santo.
La verdad es que me encuentro muy cómoda jugando con el equipo y me gusta la filosofía que hay aquí. No me puedo quejar, pero mi objetivo no era conseguir un triple doble (risas). Cuando lleguemos a la Final Four de la NCAA podré decir que los objetivos están cumplidos.
¿Cómo te encuentras ahora? ¿Más relajada y centrada en lo verdaderamente importante tras la polémica por tu salida de Kansas?
Lo de Kansas State es agua pasada. Mi única preocupación es dar el máximo aquí y ahora y llegar con el equipo lo más alto que podamos.
¿Te veremos algún día en la WNBA?
Esto queda un poco lejos ahora mismo. Los pasos que sean cortos y firmes. El tiempo dirá que depara el futuro.
UNA SELECCIÓN HISTÓRICA
Leticia, confiesa. ¿Qué tiene la generación del 95?
Alegría y ambición. Creo que no hay mejor forma de describir a esta generación. Todas disfrutamos cada verano que tenemos juntas al máximo y eso hace que los resultados siempre sean positivos.
¿Es cierto que pudiste ser jugadora del Club de Fútbol Unión Agüimes?
Así es. Me gustaba mucho el futbol y me sigue gustando, pero por aquel entonces no había equipo femenino en Agüimes y, aunque empecé jugando con los chicos, lo dejé y me apunté a la escuela de baloncesto que había en el pueblo, que era mixto.
¿Hemos ganado los españoles una magnífica jugadora de baloncesto o hemos perdido una gran futbolista?
(Risas) Eso ya no lo sé. La verdad es que me quedo con el baloncesto. Me ha dado mucho en todos estos años.
¿Quién te metió el gusanillo del baloncesto para olvidar el fútbol?
Recuerdo que me gustaban todos los deportes y, al principio, el baloncesto no era algo muy familiar para mí. Mi hermano y mi padre eran jugadores de futbol y en casa era lo que más se seguía. Pero cuando empecé a entrenar y a jugar partidos, me enganche. Y, además, mi entrenador de entonces, Josemi, me enseñó mucho y es una de las personas que más me ha ayudado para llegar donde estoy ahora.
Ya metida en el basket, no hay duda que se te dio bien desde el principio. Debutaste con sólo 15 años en Liga Femenina con el Gran Canaria La Caja de Canarias. ¿Qué ha significado este equipo en tu vida profesional?
Ese año note mucha diferencia entre el baloncesto profesional y el de la categorías inferiores, porque tuve la oportunidad de jugar en Liga Femenina y luego ir a los Campeonatos de España Cadete y Júnior. La experiencia que me dio el jugar con profesionales es algo que hoy por hoy valoro mucho. No sólo me di cuenta de lo que cuesta y lo mucho que hay que trabajar para mantenerse en un alto nivel sino que me ayudó a madurar y a ser más independiente fuera de la cancha.
RUMBO A USA
¿Decides marcharte de España porque ya lo habías ganado todo aquí?
(Risas) No, ésa no es la razón por la que me fui. Estados Unidos me proporcionaba el balance perfecto que yo buscaba en cuanto a estudios y baloncesto. La liga española no estaba en su mejor momento y yo tenía claro que quería seguir estudiando. Además, el inglés es un plus. No hay mejor sitio para aprender inglés que en un país donde no te queda otra que aprender para comunicarte.
Dado tu historial en España, medio centenar de universidades se interesaron por ti: ¿orgullo o presión?
Presión no, en absoluto. Y más que orgullo, a mí me sorprendió recibir tantas ofertas y que se me conociese por aquí. En todo caso, me siento bastante afortunada de haber crecido en un club donde aprendí tanto y me dieron todas las oportunidades del mundo para progresar. En ese sentido debo dar las gracias al Gran Canaria 2014.
Cada vez hay más españolas en la NCAA. ¿Se reconoce fuera lo que aquí nos cuesta?
No creo que sea una cuestión de reconocer o premiar. En mi opinión, la diferencia está en las oportunidades que Estados Unidos ofrece para combinar estudios y baloncesto.
Llegas a Kansas State y allí vives la cara dulce y amarga del deporte. ¿Con qué sensación te quedas, tu gran primera temporada universitaria o la polémica por su negativa a dejarte salir del equipo?
Me quedo con lo positivo. Mi etapa en Kansas fue enriquecedora y a nivel personal la valoro mucho. Conocí a mucha gente, muchas personas que me ayudaron a adaptarme y amistades que se que tendré para siempre. De los últimos meses, que no fueron tan buenos, me quedo con las lecciones que aprendí y la experiencia que me dio para el futuro.
¿Qué ha significado Deb Patterson, tu primera entrenadora en NCAA y un símbolo en Kansas State?
Deb Patterson es ante todo una gran persona. Me alegro de haberla conocido y de haber tenido la oportunidad de que me entrenase. Se preocupa por todo, y a mí personalmente me ayudo muchísimo durante mi etapa allí.
Su destitución y la llegada de Jeff Mittie te cambiaron la vida, ¿no es así?
No fue simplemente el reemplazamiento de uno por otro. Fue el cambio de filosofía, el cómo se llevaron las cosas en el momento y como me sentía yo en ese ambiente.
Ahora, en Florida State. Y nada más llegar consigues el segundo triple-doble de la historia de la universidad. A eso se le llama llegar y besar el santo.
La verdad es que me encuentro muy cómoda jugando con el equipo y me gusta la filosofía que hay aquí. No me puedo quejar, pero mi objetivo no era conseguir un triple doble (risas). Cuando lleguemos a la Final Four de la NCAA podré decir que los objetivos están cumplidos.
¿Cómo te encuentras ahora? ¿Más relajada y centrada en lo verdaderamente importante tras la polémica por tu salida de Kansas?
Lo de Kansas State es agua pasada. Mi única preocupación es dar el máximo aquí y ahora y llegar con el equipo lo más alto que podamos.
¿Te veremos algún día en la WNBA?
Esto queda un poco lejos ahora mismo. Los pasos que sean cortos y firmes. El tiempo dirá que depara el futuro.
UNA SELECCIÓN HISTÓRICA
Leticia, confiesa. ¿Qué tiene la generación del 95?
Alegría y ambición. Creo que no hay mejor forma de describir a esta generación. Todas disfrutamos cada verano que tenemos juntas al máximo y eso hace que los resultados siempre sean positivos.
“Talento, instinto, inteligencia al servicio del equipo. Una de las piezas básicas en la dirección del equipo y con las herramientas necesarias para transmitir carácter y carisma al grupo”. Así te ve el cuerpo técnico de la FEB, ¿qué tienes qué decir?
No hay nada que yo tenga que decir. La mejor forma que tiene un jugador de expresarse es en la cancha. Para mí es un orgullo poder vestir los colores de la Selección y aprecio mucho que me den la oportunidad de representar a España en las competiciones internacionales.
Ya te has hecho un hueco en una selección española de leyenda. ¿Qué supone jugar y ser parte de ella?
No es fácil llegar, pero mucho menos es mantenerse. Para mí, el hecho de haber competido con la selección absoluta el verano pasado fue un sueño hecho realidad. Fue una experiencia increíble y de la que intenté aprovechar cada minuto. Mi objetivo ahora es seguir trabajando y mejorando para volver a tener la oportunidad de repetir.
Dos medallas de plata olímpicas (2008 y 2012), oro y plata en Mundiales (2006 y 2014) y dos oros (2009 y 2011) y un bronce (2013) en Eurobasket. ¿El baloncesto femenino español también está de moda?
Se está haciendo un gran trabajo con la cantera desde hace tiempo y eso está dando sus frutos. El baloncesto femenino español es ambicioso. Estoy segura de que seguirá dando guerra y alegrías.
Y ahora el próximo Mundial, en casa. ¿Oportunidad de oro?
Nunca mejor dicho. Creo que llega en un momento en el que la Selección esta más en forma que nunca. Está claro que la competición es brutal, pero esta selección tiene algo especial e irá con muchas ganas a ponérselo difícil a cualquiera que se encuentre en el camino.
LAS REDES SOCIALES Y 'LAS PINKIES'
You'll never know if you never try (Nunca lo sabrás si nunca lo intentas). Éste es tu leitmotiv de Twitter. ¿Por qué?
Yo tiendo a ser bastante realista y a analizar las cosas estadísticamente. Me gusta tener los pies en el suelo en todo momento y a veces eso hace que no crea que las cosas muy difíciles se puedan lograr. Esta frase me ayuda a recordar que para saber si algo se puede o no alcanzar, tengo que intentarlo.
Eres muy musical, o al menos eso parece por algunos de tus mensajes en redes sociales. ¿Qué tipo de música te gusta? ¿La utilizas para concentrarte para los partidos?
Me gusta mucho la música. Prácticamente escucho de todo, cada género en momentos diferentes, pero no siempre lo hago antes de los partidos. Depende del momento y del día. No soy nada rutinaria ni supersticiosa.
¿Muy asidua de las redes sociales? ¿Crees que son una ventaja o un elemento de dependencia más en nuestras vidas?
Creo que todo depende del uso que uno le dé. Está claro que con las redes sociales nos estamos haciendo más dependientes, pero cada uno decide utilizarlas o no. Yo debo admitir que las uso a veces más de la cuenta, pero no son una prioridad en absoluto en mi vida.
¿Quiénes son 'las Pinkies'?
¿Cómo sabéis eso? (Risas). Son mi grupo de amigas del instituto y prácticamente desde Primaria nos conocemos. Son de mi pueblo o de bastante cerca de donde yo vivo y le pusimos ese nombre al grupo cuando éramos más pequeñas y así se ha quedado. A pesar de que me tienen el Whatsapp petado con las conversaciones del grupo, es de las cosas que más valoro. Cada vez que vuelvo por vacaciones o estoy en casa nos reunimos y hacemos planes.
Y, por último, ¿adaptada a la vida ‘yanqui’? Idioma, comida, la gente…
El idioma va mucho mejor. Me gusta mucho la gente con la que estoy rodeada aquí en Tallahassee, pero de la comida no puedo decir lo mismo. Es desesperante no tener ni un restaurante español en la ciudad. Lo primero que haré cuando vuelva será pedirle a mi abuela que cocine.
¿Te quedarás allí o volverás a España, a tu Canarias querida?
De momento mi idea es volver a España, o al menos a Europa, pero lo dicho, paso a paso. Ya veremos en dos años lo que pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario