miércoles, 16 de octubre de 2013

Víctor Lapeña: “El Método FEB une y ayuda a todo el baloncesto"

16/10/2013 Se ha impregnado tanto de su relación con el baloncesto que cuando transmite sus recuerdos y sus ideas contagia pasión. Es uno de esos entrenadores capaces de respirar baloncesto veinticuatro horas al día y hacer de esta profesión una forma de vida. Le gusta reflexionar, compartir pensamientos y sobretodo viajar hacia las profundidades de los sentimientos porque, tanto en forma como fondo, Víctor ama profundamente este deporte.

Miguel Panadés / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Víctor Lapeña. (FOTO: Alberto Nevado / FEB)
 
Viajamos hacia sus orígenes, hacia esos pasos que todos los entrenadores han dado alguna vez y en los que las figuras de los más veteranos se convierten en fundamentales en esa “cadena de experiencias” imprescindible en el baloncesto y en la vida. “En mis inicios como entrenador fue fundamental la figura de Alfonso Alonso (padre de Sito Alonso) ex entrenador de Banco Zaragozano a finales de los 80 y principios de los 90. Lo considero como mi padre deportivo. Más adelante entrenadores zaragozanos como Jose Luis Oliete (Cai Zaragoza) Joaquin Arnal (DKV Casablanca Liga EBA ) con los que coincidí como entrenador ayudante. Me marcó mucho, ya en femenino, estar también de ayudante de Jordi Fernandez (Ibiza) y Evaristo Pérez (Selección Senior 3 años) En esta última etapa Lucas Mondelo con el que he coincidido dos años como entrenador ayudante en la Selección Absoluta. Pero si he de decir un nombre al que considero mi maestro, de la persona y entrenador que más he aprendido y sigo haciéndolo y al que tengo como mi mayor referente es Sito Alonso”.
LA INFLUENCIA DEL MÉTODO FEB
Nombres propios que Lapeña une en las relaciones personales y profesionales. ¿Quién hoy no conserva un amigo de la infancia o de la juventud que en su día fue compañero o rival en el baloncesto? Cuando formamos nuevos talentos, cuando iniciamos a niños o niñas en el baloncesto seguramente debemos incidirles en la importancia del deporte como vehículo para empatizar, para estrechar lazos de amistad. “Lo más importante del baloncesto es el vínculo que va creando en tu vida con otras personas”, afirma Lapeña. “Desde que empiezas, no sólo con otros entrenadores sino con los directivos o con los empleados de lo clubes por los que vas pasando, con tus jugadores o jugadoras que vas entrenando a lo largo de tu carrera. Y en mi caso especialmente ya que las relaciones con mis mejores amigos actualmente, incluso con mi pareja, nacieron siempre en una pista de baloncesto”. Empatizar con el compañero de trabajo, con el jugador o jugadora que entrenas, con el directivo, con el entrenador rival, colega de profesión, de pasión, y con el compartirás complicidad intercambiando información, conocimientos, experiencias. Víctor Lapeña posee esa capacidad y seguramente es esa una de las razones por las que ha encajado en ese grupo de técnicos que forman parte de un Método FEB que el técnico aragonés reivindica como herramienta fundamental en el baloncesto. “El Método FEB une y ayuda a todo el baloncesto porque no se basa en ningún decálogo de principios ni pretende ninguna verdad absoluta. Es mucho más abstracto de lo que la gente piensa y desde sus diferentes impulsores y dinamizadores va generando una influencia positiva que en estos momentos abarca más allá de nuestro país. La influencia del Método FEB, tanto por el interés de otras federaciones como por la exportación de entrenadores y jugadores, ha traspasado frontera”. LA
 
TRANSMISIÓN DE EXPERIENCIAS
Habla Lapeña de sus experiencias en selecciones y lo hace con la pasión de quien disfruta uniendo retos, tras la temporada enlazando con el verano, estando como ayudante en la Absoluta o como seleccionador en la U18. Se refiere a nombres propios de los que ha aprendido y no diferencia ni sexo en los jugadores o jugadoras, ni edades, nacionalidades, ni categorías. “Es raro el jugador que no me enseña algo pero sí tengo cuatro o cinco en mi cabeza que no olvidaré nunca por lo que me transmitieron: Dani Ávarez, Alfredo Fabón y José Miguel Hernández: junto a ellos gane la Liga EBA GRUPO E en el año 2002 con tan sólo 26 años. Fueron unos auténticos maestros que me ayudaron en cada entrenamiento y en cada partido. Turu Tukkanen, un apoyo constante en mis inicios como entrenador en femenino y una incondicional de mi trabajo. Allison Feaster, sin duda la jugadora de la que más he aprendido en todos los sentidos, dentro y fuera de la pista. Con la que mejor química tuve por entender mi forma de ser y mi trabajo. Un auténtico ejemplo a seguir y un referente claro para cualquier jugadora. Leticia Romero, por su madurez con 17 o 18 años y por su cercanía. Todo un lujo y el futuro del baloncesto español”. Transmisión de experiencias fundamentales en la formación de un entrenador que van desde los otros entrenadores a los jugadores que entrenamos y, que en el caso de Víctor Lapeña tiene una prolongación fundamental en la figura del Director Deportivo de la Federación Española de Baloncesto. “Ángel Palmi es la persona más importante en mi vida deportiva. No sólo por haberme dado la oportunidad de dirigir selecciones sino por su capacidad para transmitir los mensajes adecuados en cada momento, por esos consejos que luego te ayudan a ser mejor. El mundo del baloncesto, de todo el baloncesto, siempre acaba en Ángel Palmi porque como un árbol de familia, su conocimiento e influencia va ramificándose, abarcando y uniendo todas sus diferentes áreas”. Y las conclusiones que se sacamos de las reflexiones del actual entrenador del Perfumerías Avenida, técnico ayudante en la Absoluta y seleccionador U18 es que un entrenador crece desde su capacidad para impregnarse de las experiencias de su entorno, sean jugadores, colegas o superiores. Eso se une con la preparación académica, licenciado en INEF y Entrenador Superior. “Hice el Curso Superior muy joven, demasiado joven, apenas tenía 22 años en 1998 en la Almunia de Doña Godina. Creo que actualmente ha evolucionado muchísimo respecto a entonces y la preparación que reciben las nuevas promociones de entrenadores españoles es altísima. La prueba de ello está en los continuos éxitos que obtienen cuando salen fuera de España”.
 
DESDE IRIS A AMAYA
 Levantamos la vista, observamos el panorama deportivo del baloncesto femenino español y lo hacemos tras un verano 2013 en el que se han batido todos los records de éxitos a nivel de selecciones juntando las cuatro medallas de oro en los cuatro Europeos, desde la U16 hasta la senior. Lapeña apenas necesita meditar la respuesta a esa ya clásica pregunta sobre las claves del éxito y, lejos de reivindicar para su colectivo gran parte de los méritos, focaliza en la mentalidad de las protagonistas en la pista, las razones de tantas alegrías. “El secreto del éxito del baloncesto femenino español es que desde Amaya Valdemoro a Iris Junio pasando por casi todas las jugadoras les une un denominador común: EL GEN COMPETITIVO. De generación en generación se ha ido contagiando una especial capacidad para saltar al parquet y comerse las líneas de la pista. Ese hambre convierte a las selecciones españolas en diferenciales, muchas veces en imbatibles aunque las rivales sea más altas o más fuertes”. Viajar desde la experiencia de Amaya Valdemoro hasta la precoz irrupción de la jovencísima Iris Junio es hacerlo por la historia reciente de nuestro baloncesto femenino y en este sentido Lapeña confiesa una anécdota relacionada con la nueva jugadora canaria destacando la importancia de despertar desde jóvenes esa competitividad. “No he conocido una sola jugadora salida de Caja Canarias que cuando planteo un cinco contra cinco en un entrenamiento no salte corriendo a por el balón para iniciar el partido. Desde muy pequeñas les enseñan a competir no sólo ante el rival sino dentro del mismo equipo. Y esas niñas, cuando llegan a la selección U14, U15, U16 contagian al resto esa mentalidad”. Formar, enseñar, competir… compartir experiencias e intentar ser feliz como entrenador y hacer feliz a tus jugadoras. “Tras terminar mis estudios que, para mi era lo mas importante (INEF), empecé a ganarme la vida entrenando, noté que disfrutaba entrenando y que podía ayudar a la gente joven a crecer haciendo baloncesto. Hay jugadoras con las que tengo una gran relación y que creo que de una manera u otra he influido en sus carreras de manera bien distinta. Una Cristina Ouviña, de la que siento feliz de ver como creció desde muy joven hasta liderar un gran proyecto como el de ahora y ser parte importante en la Selección Senior Femenina. Otra, en polo opuesto pero que demuestra la amplitud de objetivos del entrenador, es Allson Feaster que llegó a Mann Filter con 34 años queriéndose retirar y acabo jugando cuatro temporadas más”. Víctor Lapeña tiene el privilegio de compartir pasión y profesión, juventud y experiencia acumulada por lo vivido y también por lo escuchado. Defiende una manera de ser, de actuar y busca en cada instante de su vida un sentido que vaya más allá de la victoria o derrota puntual. “No hay un solo entrenador que no hayamos conocido el éxito y el fracaso. En mi caso intento mantenerme al margen de ese “resultado final” y vivo el día a día aprendiendo siempre de mis jugadoras, preparándome para ser mejor. Eso es lo que me hace feliz y salir triunfando de un entrenamiento al comprobar que mis jugadoras han trabajado, disfrutado, han mejorado. Ese para mi es el verdadero éxito”.

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